La Leyenda del Xoloitzcuintle
- A.M.A.S
- 25 jun 2020
- 2 Min. de lectura
Conoce la asombrosa leyenda de éste enigmático perro.

Xoloitzcuintle viene del náhuatl Xólotl, que quiere decir monstruo, extraño y del término Itzcuintli, que significa perro. También se conoce como el “Perro de Xólotl”, el perro del dios del ocaso y gemelo de Quetzalcóatl.
El xoloitzcuintle es el guía espiritual de los mexicas. Y su historia en el jardínmítico azteca tiene que ver con dos mitologías que giran alrededor de esto hermoso animal.

La primera mitología mexica narra que al inicio había dos hermanos gemelos y dioses que encarnaban un rostro antagónico del planeta Venus en su tránsito frente al Sol. El primero de ellos era Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, que representaba la vida, la luz y el conocimiento; su parte antagónica era el dios Xólotl, asociado a la oscuridad, lo monstruoso y la muerte –algo muy similar a la mitología de Apolo y Dionisos de los Griegos antiguos.
Después de varios intentos para dar vida, se dieron cuenta que había que descender al Mictlán y obtener los huesos del inframundo que harían posible la creación de la humanidad. Algunas veces se omite a Xólotl y sólo Quetzalcóatl desciende por los huesos al Mictlán, se dice Xólotl se ofrece para bajar al inframundo a pesar de que eso tuviera fuertes repercusiones: transformarse en un perro, el Xoloitzcuintle.

Han sido varias las representaciones de Xólotl como hombre con cabeza de perro, representando la cara de venus nocturna acompañando al sol en su trayecto al inframundo. Tras el ocaso, el astro rey moría y luchaba con su ayuda para renacer al alba. Desde entonces este animal se convirtió en el favorito de los dioses. Cuando se cumplió el objetivo, sin temerle al majestuoso Mictlantecuhtli, el señor de la Muerte, le entregó el hueso con el que más tarde pudo regresar al mundo de los vivos. Con esos huesos, los dioses crean al primer hombre y a la primer mujer quedando Xólotl como perro “Xoloitzcuintle” quien los acompañaría desde su creación, fiel compañero en la vida y en la muerte.
La segunda leyenda, continuación aquella, tiene que ver con que Xólotl creó al perro de una astilla que Mictlantecuhtli le dio de los Huesos de la Vida. Al ver lo especial de su creación, Xólotl le regaló el xoloitzcuintle al hombre. En vida los hombres cuidan bien del Xoloitzcuintle, pero cuando llega el día de la muerte del hombre, se sacrificaba a estos increíbles perros para enterrarlos en las tumbas junto a su dueño, con el fin de que guiaran al alma de su dueño a través del Mictlán.

La tradición mexica afirma que el xoloitzcuintle debía ser totalmente negro, si presentaba manchas en su cuerpo quería decir que es perro ya había servido al alma de otro difunto. Los mexicas consideraran sagrado al Xoloitzcuintle al grado de adorarlo en muchas de sus representaciones esculturales y pictográficas.
También considerados como perros curanderos:
En la medicina azteca se acostumbraba presionar la piel del Xolo sobre alguna zona con dolor para que desapareciera, esto los hacía excelentes curanderos de malestares de cabeza o musculares, asma, reumatismo, insomnio e incluso malaria.
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